¿Por qué el método Total Physical Response puede cambiar la forma en que enseñas inglés?
¿Alguna vez has intentado aprender una lengua extranjera y te sentiste abrumado con tantas reglas y vocabulario? Imagina que, en lugar de memorizar listas, simplemente te mueves, actúas y ¡aprendes sin darte cuenta! Así funciona el método Total Physical Response (TPR).
Historia del TPR.
Desarrollado por el psicólogo James Asher en los años 70, TPR (o Respuesta Física Total) se basa en algo muy natural: la forma en que los niños aprenden su lengua materna. Observa a un bebé: escucha durante meses antes de hablar, y responde a comandos simples como “ven” o “dame eso” con acciones. Este principio se traslada al aula de inglés, donde los estudiantes responden físicamente a instrucciones como “stand up”, “touch your head”, o “open your book”.
Los niños aprendiendo con TPR.
Este método es especialmente efectivo con niños, ya que les permite moverse, divertirse y aprender al mismo tiempo. Pero también puede aplicarse con jóvenes o adultos, sobre todo en los niveles iniciales. Algunas actividades clásicas incluyen juegos de imitación, rutinas de clase con comandos, y canciones con movimientos. Es ideal para estudiantes kinestésicos y para romper el hielo en grupos nuevos.
Deficiencias del método.
Ahora bien, TPR no es mágico ni suficiente por sí solo. Tiene sus limitaciones: no se enfoca en la producción oral espontánea, ni es útil para enseñar estructuras complejas o vocabulario abstracto. Además, su efectividad disminuye si se utiliza en exceso o sin adaptarlo a las necesidades del grupo. Por eso, es clave combinarlo con otros enfoques que desarrollen habilidades comunicativas más amplias.
Conclusión.
En resumen, el TPR es una herramienta poderosa, especialmente para introducir el idioma de forma natural y divertida. Te invita a pensar el aprendizaje desde el cuerpo y el juego. ¿Te animas a incluir más movimiento en tus clases? Tal vez la próxima lección comience con un simple “Jump!” y una gran sonrisa.
